Viñaspre-Binasperi

En un documento de 1779 se recoge una referencia al «puente titulado de Ballarmen que franquea el paso desde la Ciudad de Vitoria a esta misma Villa de Yécora… el cual se halla en muy mal estado, de modo que no se puede transitar sin la mayor incomodidad y el más notorio y conocido riesgo de las personas y caballerías que corren y transitan por él». Se trata el puente en cuestión de un ejemplar de buena factura aunque en deficiente estado de consevación. Consta de un solo ojo que voltea en arco de medio punto rebajado. La obra original es de sillería, con el trasdós en las embocaduras tangente a la resante. Algunos codos visibles en la plementería denuncian diversas refacciones en su fábrica. A juzgar por sus características tipológicas su cronología no debe llevarse más allá del siglo XVIII aunque conservemos menciones documentales del siglo XVI referidas a otro puente anterior. En la actualidad se muestra parcialmente cubierto de vegetación. El tablero ha sido ampliado para su adecuación a las necesidades del tráfico moderno.

La fuente «El Lugar» la encontramos a la entrada del pueblo, cercana a las antiguas escuelas. La principal característica de este edificio es que tanto la fuente como el lavadero, se encuentran a tres metros y medio por debajo de la calle.

Es un pequeño edificio cuya función ha sido la de abastecer durante varios siglos de agua potable a los vecinos de Viñaspre fundamentalmente, prolongándose hasta nuestros días. Aquí descansarían y saciarían su sed innumerables viajeros y acémilos que transitaban por la ruta de Zaragoza a Bilbao en periodos bajomedievales y modernos, vía que desde Logroño conduce a Viñaspre (Biasteri), para seguidamente atravesar la Sierra de Cantabria por el puerto de Villafría, continuar hasta Vitoria y finalmente hasta Bilbao.

Tipológicamente responde al grupo de fuente-aljibe, buscando bajo el nivel del suelo la vena de fluído capaz de suministrar de agua potable las propias necesidades vitales y domésticas de los vecinos inundando totalmente el recinto interior del edificio e instalando un rebosadero a un nivel del terreno de acceso. Unas toscas y escarpadas gradas ayudaban a facilitar el avituallamiento cuando el nivel de agua bajaba.

La expresión arquitectónica del edificio fabricado en sillería nos retrotrae a formatos bajomedievales constituido por una bóveda de cañón apuntada y arquería geminada en el frente, rematándose al exterior en una cubierta de doble vertiente de losas perfectamente acopladas. La cronología del suntuoso edificio cabría establecerla en los últimos años del medievo y primer periodo de la época moderna.

En una segunda fase más tardía, tras la trasera del pabellón y en rasante con el suelo del habitáculo se acondiciona un segundo aljibe abovedado fabricado en sillería que retiene y almacena el agua, desecando la monumental estancia apuntada. De este momento son también las escaleras de descenso y pantalla vertedera con los caños que desaguan a la pila. La instalación del lavadero corresponde a otro momento histórico.

Un tubo de hierro con la cabeza o «cebolla» de aspiración se nos presenta como vestigio de la posible bomba de émbolo alternativo que pudo instalarse para el avituallamiento tras el edículo en fechas más recientes.